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En la industria logística, los montacargas son herramientas esenciales para el movimiento y manipulación de mercancías. Al momento de adquirir uno, muchas empresas enfrentan la decisión entre comprar un montacargas nuevo o uno de segunda mano. Aunque a simple vista los equipos usados pueden parecer una opción más económica, existen costos ocultos que podrían hacer que la inversión sea más costosa a largo plazo. Según la Asociación Internacional de Logística, el 40 % de las empresas que optaron por montacargas usados experimentaron gastos adicionales no previstos durante el primer año de uso.

Mantenimiento y reparaciones: el gasto que no se ve desde el principio

Uno de los costos ocultos más significativos al adquirir un montacargas de segunda mano es el mantenimiento correctivo y las reparaciones. Aunque el precio inicial de un montacargas usado puede ser hasta un 50 % más bajo que uno nuevo, el desgaste de sus componentes puede generar gastos constantes en reparaciones.

Por ejemplo, un montacargas nuevo puede requerir un mantenimiento preventivo básico que oscila entre $500 y $800 USD al año, mientras que un equipo usado puede necesitar hasta $2,000 USD anuales en reparaciones debido al desgaste de piezas como el sistema hidráulico, las ruedas o la batería.

Un estudio realizado por la Cámara Nacional de Transporte y Logística en México reveló que el 60 % de los montacargas usados presentaron fallas en los primeros seis meses de operación, lo que obligó a las empresas a invertir en repuestos y servicios técnicos que no estaban contemplados en el presupuesto inicial.

Además, los montacargas nuevos suelen contar con garantías que cubren reparaciones durante los primeros años, lo que reduce significativamente los costos operativos. En cambio, los equipos usados carecen de esta protección, lo que deja a las empresas vulnerables a gastos imprevistos.

Eficiencia operativa y consumo de combustible

Otro costo oculto que muchas empresas no consideran al optar por un montacargas usado es la eficiencia operativa y el consumo de combustible o energía. Los modelos más antiguos suelen tener motores menos eficientes que consumen más combustible o electricidad para realizar las mismas tareas que un equipo nuevo.

Por ejemplo, un montacargas eléctrico nuevo consume aproximadamente 10 kWh por hora de operación, mientras que uno usado puede consumir hasta 15 kWh debido al desgaste de su sistema eléctrico. Esta diferencia puede representar un aumento del 30 % en los costos energéticos a lo largo de un año, lo que impacta directamente en el presupuesto operativo de la empresa.

En el caso de los montacargas a diésel, los modelos nuevos están diseñados para cumplir con normativas ambientales que reducen las emisiones y optimizan el consumo de combustible. Un equipo nuevo puede consumir 5 litros de diésel por hora, mientras que uno usado puede llegar a consumir hasta 7 litros debido a la falta de eficiencia en el motor.

Empresas en el sector logístico que han optado por montacargas nuevos han reportado una reducción del 25 % en sus costos energéticos anuales, lo que compensa la inversión inicial más elevada.

Vida útil y valor de reventa

La vida útil de un montacargas también es un factor clave que influye en los costos ocultos. Un montacargas nuevo tiene una vida útil promedio de 10 a 15 años con el mantenimiento adecuado, mientras que uno usado puede durar entre 3 y 5 años antes de requerir una sustitución.

Además, el valor de reventa de un montacargas nuevo es significativamente más alto. Por ejemplo, un equipo nuevo que costó $30,000 USD puede venderse en el mercado de segunda mano por $20,000 USD después de cinco años de uso. En cambio, un montacargas usado que costó $15,000 USD podría perder hasta el 70 % de su valor en el mismo periodo.

Empresas que han optado por montacargas nuevos han logrado recuperar parte de su inversión inicial al vender el equipo tras varios años de uso, mientras que aquellas que compraron equipos usados han enfrentado pérdidas debido a la depreciación acelerada.

En resumen…

Aunque los montacargas de segunda mano pueden parecer una opción más económica a corto plazo, los costos ocultos relacionados con el mantenimiento, el consumo de energía y la depreciación pueden convertirlos en una inversión más costosa a largo plazo. Invertir en un montacargas nuevo garantiza una mayor eficiencia operativa, menores gastos en reparaciones y un mejor valor de reventa, lo que beneficia la rentabilidad de la empresa en el futuro.